Con mi paso por diferentes
organizaciones como líder de comunicaciones – relaciones públicas y mercadeo,
escuchando activamente la experiencia ajena y leyendo escritores como Dalle
Cornegie – estadounidense – entre otros, he comprendido que la cultura en las
organizaciones a veces resulta más nociva de lo que un Gerente o Director de
Recursos Humanos, puede imaginar.
Empecemos por decir cosas obvias, como que todas las empresas tienen una cultura organizacional que las identifica y que han construido en su historia de vida jurídica, pero lo que me llama la atención de este cuento de cultura organizacional, es que cuantos más años posee una empresa que no haya tenido estructurado y definido los patrones o esquemas de comportamiento que deben seguir los empleados, mayor es el problema de disciplina que se presenta en las empresas que sobreviven en el siglo XXI.
Sumándole a lo anterior, dos
focos de comportamiento complicados, generaciones de trabajadores que llevan 30
años en las organizaciones y generaciones de empleados jóvenes con 2 o menos
años de servicio. Los primeros manifiestan “siempre he sido así y llevo 30
años”, los segundos, poco les importa los procesos disciplinarios a los que se
someten, por incumplimiento a las políticas de las empresas = cultura
organizacional – esquemas de comportamiento.
De un lado, estructurar de
cero una cultura organizacional en una empresa, implica, en primer lugar, que
líderes y colaboradores compartan los mismo valores y objetivos, segundo, que
reconozcan y cumplan las políticas de la organización, las cueles se
supone, acepta todo persona cuando firma un contrato, tercero, que
los líderes entiendan que son responsables de ayudar a configurar
una cultura eficiente y sana en la organización, cuarto, el líder debe inspirar
a los colaboradores para que respeten y cumplan los esquemas de comportamiento
= políticas que tiene definida la organización. Si en la empresa se tiene
definido que todos los días se saluda, pero el jefe llega y no lo hace,
fallaste.
A propósito, leyendo un
texto sobre cultura corporativa y comunicación interna, escrito por Lillian
Zapata y con el cual estuve alineada, en palabras de Zapata, la cultura
organizacional la configuran y la representa la forma de pensar y actuar de las
personas, esta se refleja en la forma como se relacionan, se comportan y
manifiestan sus emociones.
Por su puesto que esto es la
cultura, y es precisamente el reto de las áreas de comunicación y RH de muchas
empresas, a la hora de estructurar un programa de cultura y ponerlo en marcha.
¿Cómo hacer para que los colaboradores actúen de forma alineada, asuman y
practiquen las políticas de la empresa = cultura organizacional – esquemas de
comportamiento? ¿Qué hacer para que la gente nueva no se contamine del mal
comportamiento de algunos empleados antiguos?.
No hay un secreto, sólo
entiendo con mi exigua experiencia, que es fundamental definir esquemas de
comportamiento = cultura organizacional = políticas, que le permitan exigir el
cumplimento del mismo, divúlguelo, socialícelo con los colaboradores, delegue
responsabilidades a los líderes, practíquelo, vívalo. Pero si usted dice que
esta prohíbo usar el celular en horario laboral y en el equipo se le permite a
uno, sin ningún argumento, déjeme decirle, fallaste, justo allí se rompió el
esquema.
Si usted vincula personas
que no tengan los valores para cumplir el esquema de cultura que tiene
definido, fallaste aún más, pues está vinculando personas que pronto estarán
sentadas en un proceso disciplinario y tal vez haciendo una terminación de
contrato.
La cultura en las organizaciones también pude ser nociva, porque los comportamientos negativos de los empleados, aumentan los procesos disciplinarios y desgastan administrativamente el área de Gestión Humana.
Por último, Gestión Humana y
Comunicaciones: diséñenlo, ejecútenlo, divúlguenlo y hagan que su gente lo
vuelva consciente desde que pisa las puertas de sus oficinas, incluso los que
llevan 30 años, como parte de las responsabilidades que ha asumido como
empleado.
Alba G.L.
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